El comienzo de curso lo hemos iniciado saliendo a aprender en la calle, parte de la idiosincrasia del IES Averroes. Aprovechando la exposición que una entidad bancaria tiene en el Paseo de la Victoria sobre la descongelación del Ártico, el Departamento de Ciencias Sociales, junto a profesorado de otros departamentos didácticos (Mercedes Luque, Antonio López, Pedro Moreno, Eva Corpas, Sonia Cortés, José R. Pedraza, Antonio Ruiz, Raúl Ruano, Álvaro Luque, Cristina Sendra, Laura Durán, Elena Sánchez, Marina Vílchez, Asun Dios, Pepa Cobos, Mª José Leal), ha llevado al alumnado de 1º ESO (21/10) y 3º (22/10) a disfrutar de una magnífica exposición sobre la alarmante situación que está hoy sufriendo el Polo Norte, todo el Círculo Polar Ártico.
La monitora, Marta, comenzó su repaso por la fauna más conocida de esas latitudes, los osos, los zorros, las focas, el charrán… contando aspectos sobre su supervivencia: camuflaje, grasa, alimentación… Pasó a demostrar cómo se ha ido aminorando de grosor la banquisa glaciar, pasando de varios metros de profundidad helada a algo menos de un metro, con las consecuencias de todo tipo que ello tiene: climatológicas, marinas, biológicas… A continuación se detuvo en la importancia del efecto albedo, la reflexión que tiene la energía solar en las zonas blanquecinas del planeta, efecto que cambia radicalmente con la disminución de las áreas heladas, con la consiguiente absorción de calor por parte de las aguas marinas y la mayor acumulación de calor en el planeta. Hubo alguna demostración práctica para ver cómo los colores oscuros retienen más energía calorífica. Terminando esa primera parte, a través de una presentación visual, se esquematizó el aumento de dióxido de carbono y de metano a partir de la acción humana: industrias, tala de bosques, tráfico, energía doméstica, ganadería intensiva, incendios… El resultado: el efecto invernadero, que siendo necesario para la vida, se convierte en un verdadero peligro autodestructivo cuando la energía que debe salir al espacio no sale y se queda en la atmósfera.
En otro apartado, nos detuvimos en algunas adaptaciones biológicas a la luz o el frío. El charrán es un ave migratoria que necesita de la luz de manera permanente, viajando 40.000 km. a lo largo del planeta en la dirección de los meridianos para ir del Ártico a la Antártida en busca del día polar (6 meses de día) volando siempre por los océanos. El buey almizclero, los líquenes (hongo y alga) o diminutas plantas carnívoras (“plantas que comen mosquitos”) fueron ejemplos de otras adaptaciones a condiciones inhóspitas en las que han sabido encontrar su supervivencia.
En el siguiente tramo estuvieron aprendiendo cómo viven los habitantes de esas latitudes, los inuits (esquimal es una especie de insulto para ellos al significar “comedor de carne cruda”), gentes que llevan milenios adaptados a esas difíciles condiciones. Vimos sus trajes de vestir (en la mujer, el gorro es amplio para llevar a los recién nacidos en el cuello), adornos, utensilios, tipos de viviendas (los famosos iglúes, tiendas desmontables, casas modernas sobre pilotes…). Terminamos viendo los distintos usos y explotaciones que ha ido teniendo esas regiones (recursos naturales, investigación, transportes…) y que han provocado el abandono de basuras de todo tipo. La batalla por el reparto del Ártico no ha hecho más que empezar y países como Dinamarca, Rusia, Canadá, Noruega y Estados Unidos están pretendiendo hacerse con una tajada de esas aguas hasta ahora vírgenes.
La despedida fue una observación de una simulación de auroras boreales, energía solar magnetizada por los polos que para los indígenas sigue siendo una manifestación espiritual mágica que es adorada y cantada. Su música nos despidió de tan bellos y frágiles paisajes.
Una ocasión para contemplar en Córdoba un escenario que ha llegado a un “punto de no retorno”.
La opinión de la mayoría del alumnado y de todo el profesorado fue satisfactoria.
Informa: José Ramón Pedraza