El día 18 de enero a las 19.00 horas se va a inaugurar en la Sala Tríptico del centro la exposición de Pablo del Barco y Antonio Monterroso titulada DOS POÉTICAS VISUALES.
Se podrá visitar hasta el día 2 de febrero y concluirá con la realización de un taller de poesía a cargo de uno de de sus autores para aquellos alumnos que voluntariamente se inscriban.
Mañana viernes, 28 de marzo a las 12 h tendrá lugar la inauguración de una exposición de Libros de Artista que estará abierta al público durante todo un mes las 24 h del día. El Libro de Artista o Libro Objeto es una obra de arte que tiene como referencia el valor cultural del libro. Realizado en materiales diversos, sorprendentes e inauditos, muestra varias de las tendencias artísticas de vanguardia. Los autores de las obras, José Emilio Antón y Ángel Sanz, han paseado esta exposición por diversas ciudades de España y del extranjero con notable éxito. La muestra está organizada por el Centro de Poesía Visual de Peñarroya-Pueblonuevo y la Estación de Autobuses de Córdoba, cuenta con la colaboración de la Excelentísima Diputación de Córdoba y la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí.
Os recomiendo a que visitéis la exposición, sólos y con vuestros alumnos.
El mundo tiene sentido para nosotros los humanos si llegamos a él para ser personas, en el sentido etimológico del término “per sonare” es decir para sonar, para ser nosotros mismos y hacer en él nuestra aportación. Hoy, desgraciadamente corren vientos desfavorables para conseguirlo. Cada día el ciudadano se ve más expulsado de sus capacidades de decir y hacer, de ser partícipe en la construcción del mundo. Sólo los “triunfadores”, perverso concepto aquilatado dentro de las fronteras del imperio, tienen algo que decir; los demás son tenidos como masa prescindible. Esta convicción neodarwinista elaborada en las entrañas del neoliberalismo nos reduce a masa silenciosa, sólo “escuchada” en los comicios electorales o por su condición de consumidora, pero sin cara, sin individualidad, como rebaño. Hoy, para “sonar”, para ser, tienes que hablar, que hacerte oír, y no de cualquier forma sino adecuándote a las formas en que escucha el mundo. Tenemos la suerte de que la sociedad no tiene tiempo para leer, para informarse, la sociedad “escucha” imágenes y a través de ellas será posible ir soplando el fino polvo que acabe desgastando la maquinaria infernal de la deshumanización. Al fin y al cabo nosotros somos solventes en el manejo de las imágenes y enseñar a los demás nuestro oficio es hacerlos personas, porque serán el altavoz que permita que sus ideas sean oídas, y por la capacidad de seducción de la imagen, escuchadas. El arte puede ser el gran liberador, el redentor del individuo, el único consuelo y la única esperanza que le queda al hombre; por ello no puede ser un arte complaciente en sintonía con el poder, sea este fáctico o no, sino un arte comprometido, portador de pensamiento crítico y capacidad de cambio. Desde estos presupuestos comienza a tener importancia no tanto la perfección técnica de la obra, que también, si no la brillantez conceptual de la misma. Somos ladrones que nos hemos adueñado de esas otras vidas que tienen los objetos más allá de su uso funcional. Somos predicadores de la desobediencia incitando a que se rebelen contra su función, contra la subordinación al papel para el que fueron creados, tanto cuando están solos y descontextualizados como cuando son deformados, o se asocian a otros y cambian, muriendo para la función y naciendo para la significación, porque las cosas no son lo que son sino lo que significan, como aproximaba Barthes.
El 6 de noviembre se ha inaugurado en la Sala Tríptico la exposición de posesía visual de Antonio Monterroso. El autor, en palabras de Nuria Anaya, «es un gran maestro del verbo ser. Es una de las pocas personas que combinan en su vida el amor por la poesía, el arte del relato, la pasión por la naturaleza. Es de esos hombres que se conmueven sin avergonzarse y es también un David, capaz de enfrentarse sin tapujos al gigante Goliat…».
Por otra parte Juan Rosco Madruga dice entre otras cosas: «Pero lo que más valoro de su obra es su perspicacia: adivina que bajo la apariencia de la imagen, bajo la forma y la función de los objetos laten otros sentidos, otras significaciones que solo afloran si las ponemos en contacto con el reactivo adecuado, que puede ser un determinado contexto, un título, un color, una forma. A partir de ahí se obra el milagro de la transformación de unos objetos, palabras, formas o figuras en algo nuevo que no es la suma de las partes, sino algo nuevo, distinto, de significado inédito. Es la magia de la reacción química, en la que la nueva sustancia formada nada tiene que ver con los elementos que la formaron». De alguna forma este texto define tanto la obra de Monterroso como el acto de producir poesía visual.
La conjunción de imágenes e ideas de plena actualidad confiere a la obra de este poeta gran peculiaridad que algunos alumnos de 2º bachillerato A y C han plasmado en los comentarios derivados de la interpretación personal que han hecho de estos poemas. Puedes leer estos comentarios en el blog de la Biblioteca: Los libros de Averroes.