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Ya son tres los cursos que nuestro centro participa en el programa EducAves de educación ambiental cuya actividad principal consiste en hacer el censo del avión común (Delichon urbicum). Este curso, a diferencia de los dos cursos anteriores, les tocó el papel de ornitólogos a los alumnos de la enseñanza de adultos e hicimos el censo en la calle Motril en horario de tarde, cuando los aviones volvían en masa a sus nidos y no paraban de entrar y salir a cebar a sus pollos.
Durante las actividades en el aula, previas a la salida, los alumnos estudiaron sus características morfológicas y distintivas de otras aves similares; tiene la garganta blanca, a diferencia de la golondrina común que la tiene roja, y la cola más corta y menos escotada. También aprendieron a diferenciar un nido de avión, que es cerrado y con un agujerito, de uno de golondrina, que también es de barro pero que utiliza además «palitos» y es abierto como un «balcón». El avión común vive en África durante el invierno y regresa a nuestras tierras cuando empieza a hacer calor para criar; ponen 4 o 5 huevos y son los dos progenitores los que alimentan a las crías con mosquitos y otros insectos voladores.
La experiencia fue todo un éxito. Durante las actividades en el aula, los alumnos hacían comentarios del tipo: «A mí me fastidia el ruido que hacen por las mañana», «Y ensucian mucho con las cagadas», «Pues, yo digo que, pajarito que llega a mi ventana, pajarito que acaba en la olla». Y, sin embargo, durante la salida, esos mismos alumnos, como si llevaran toda la vida defendiendo pajaritos, decían a los vecinos: «Señora, que son buenos”, “Que se comen los mosquitos», «Que los excrementos (ellos no usaban esta palabra) sirven de abono». Y además parece que los vecinos ya se están acostumbrado a nosotros y se muestran menos recelosos cuando nos ven mirando sus fachadas.
Prismáticos en mano, comenzamos a contar nidos en los 36 bloques de la calle Motril, desde el número 2 al número 72. y comprobamos, con gusto, que a los aviones les gusta nuestro barrio. No hay grandes diferencias con el censo del año pasado. Incluso comprobamos que «nuestros amigos» han rehecho un par de nidos de los 20 que fueron derribados el año pasado en el bloque nº 56 durante las obras que se realizaron en las fachadas de algunos de los bloques.
Está claro que esta actividad es una manera de sencilla y divertida de concienciar y sensibilizar al alumnado y también a los vecinos del barrio para que permitan a estos hábiles pajaritos librarnos de toneladas de insectos que de otra manera molestarían en las noches, o habría que matar con insecticidas.
Ver Censo del avión común 2014 (pdf)
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Informa: Nuria Anaya