¿Es segura tu contraseña?

 

Vivimos rodeados se servicios que nos piden una edentificación para poder acceder a ellos. No todas son seguras. Algunas de tus contraseñas es el nombre de alguien a quien quieres, tu fecha de nacimiento, el numero de orden que ocupas en la lista de clase, la serie “123456” o la propia palabra “contraseña”. Si es así, tu información corre peligro.

Es un error usar palabras cortas, peor si contienen sólo números o sólo letras o si aparecen en un diccionario: con un ordenador sencillo y un programa llamado crackeador, el atacante puede descubrir la palabra secreta. Otra forma de robar claves es usar los servicios de recuperación de contraseñas de las cuentas gratuitas de correo. El servicio pide a la persona que responda tres preguntas para verificar que es ella y darle una nueva contraseña en caso de que la haya olvidado. Frecuentemente las respuestas a las preguntas son fáciles de descubrir (fecha de nacimiento, …). Si además usamos la misma contraseña en servicios diferentes estamos abriendo al posible delincuente otras puertas.

¿Cómo conseguir la privacidad en doce pasos?

  1. Cambiar siempre las contraseñas que vienen por defecto
  2. No usar información que otras personas puedan conocer, como la fecha de nacimiento.
  3. No usar palabras que están en un diccionario.
  4. No poner como contraseña el nombre de usuario.
  5. Mezclar diferentes caracteres: números, letras mayúsculas y minúsculas y símbolos. Por ejemplo: M4r1@80Ma.
  6. La contraseña debe tener más de ocho caracteres.
  7. Usar frases en lugar de palabras, como u verso, la primera frase de un libro. Son contraseñas largas y fáciles de recordar. Si el servicio no permite palabras largas se puede poner la letra inicial, por ejemplo: Érase una vez una Princesa muy fea…, quedaría así: “EuvuPmf”.
  8. Otro truco mnemotécnico es usar la misma raiz en todas las contraseñas. Por ejemplo: para el banco: “EuvuPmf&banco”; para el correo:”EuvuPmf&correo”; para la plataforma: “EuvuPmf&plataforma”, etc.
  9. No usar la misma clave para todos los servicios y aumentar su complejidad según el valor del servicio.
  10. Cambiarlas regularmente.
  11. No introducir contraseñas en ordenadoresde acceso público., por ejemplo en un cibercafé; y si no nos quedá más remedio, asegurarnos de que al acabar hemos cerrado la sesión.
  12. No dar la contraseña a nadie.

Hay diversos servicios en Internet que permiten comprobar gratuitamente la fortaleza de una contraseña mediante un test en línea: The password Meter, Password Checker, Password Security.

Fuente: diario El País

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